Hoy día se habla con naturalidad de los celos infantiles, de la importancia de la relación madre-hijo, o de la influencia de los primeros afectos para una buena autoestima. En la actualidad no sorprende a nadie que una persona que sufrió un atentado terrorista o una violación pueda estar afectada por dichas experiencias. Pues bien, fue Sigmund Freud el primer médico que sostuvo que las experiencias vividas determinaban el equilibrio psíquico de la persona.
Freud en su práctica clínica fue investigando y descubriendo el porque de los síntomas. A finales del siglo XIX se creía que la mente enferma era distinta a la mente sana (estructuralmente hablando), y fue el padre del psicoanálisis quien descubrió que tal diferencia no existía. También se pensaba que las enfermedades mentales eran producidas por anomalías o trastornos del sistema nervioso y por eso se les llamaba enfermedades nerviosas; pero Jean Charcot demostró que la histeria no seguía la Anatomía ni la Fisiología nerviosa.
A Sigmund Freud le guiaba una incansable búsqueda de la “verdad” y del “por qué”. Freud pensaba que los síntomas debían tener alguna explicación, y ello le llevó a buscar las causas de los trastornos nerviosos.
Freud fue un pionero que rompió muchas barreras en el entendimiento y cura de los trastornos mentales. Freud empezó con la técnica terapéutica a partir de las neurosis, y después vino la teoría. Las teorías de Freud no son un catecismo, ni el psicoanálisis es una religión. Freud mismo fue modificando sus teorías a medida que surgían nuevos descubrimientos. Como afirmaba Freud: “Cuando los datos empíricos o los hechos contradicen la teoría, ésta debe ser modificada y no los datos”.
Uno de los grandes descubrimientos de Sigmund Freud fue el de que “todo síntoma, al igual que los actos fallidos y los sueños, posee un sentido y se encuentra estrechamente enlazado a la vida psíquica del enfermo”.
Hay dos tópicos con respecto al psicoanálisis y a Freud: que todo es sexual y que el inconsciente domina a la mente del hombre. Ninguna de las dos cosas son ciertas.
Freud era una persona muy culta que conocía bien la mitología clásica, las obras de Goethe, Shakespeare, Darwin, Ibsen, Cervantes, etc. Excelentemente bien dotado para los idiomas, tradujo a Charcot y a Bernheim al alemán. Hablaba, además de su lengua materna, francés, inglés, español e italiano, latín y griego.
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(Editado por la Dra. Moya Guirao)