Pregunta : Doctora, sigo su página web desde hace unos meses y me parece muy interesante muchas de las cosas que usted escribe. Acabo de leer lo que ha publicado hoy sobre el psicoanalista inglés Donald Winnicott, y habla de una niña tratada por él. ¿Podría decirme que le pasaba a esta niña tan pequeña para que necesitara que la trataran ? Gracias.(Una estudiante de Psicología).
Respuesta : Sí, en el artículo hacemos mención al caso de la niña conocida como “The Piggle” (la niña se llamaba Gabrielle, pero sus padres le llaman con ese apodo cariñoso) que fue tratada con éxito por este médico psicoterapeuta inglés.
En 1964, cuando la pequeña tenía 2 años y cuatro meses, los padres escriben una carta a Winnicott en la que le cuentan que su hija tiene importantes problemas para dormir, se “araña” el rostro, padece ansiedad, se “aburre” con frecuencia y parece deprimida. Cuentan que desde hace unos meses tiene fantasías que le asustan y mantienen despierta gran parte de la noche, en el trascurso de la cual llama con frecuencia a los padres. La fantasía, en palabras de la madre, era la siguiente:
-Tiene una mamá y un papá negros. La mamá negra se le presenta por las noches y le dice “¿donde están mis YAMS (comida)?“, a continuación Gabrielle se señala sus tetillas (las llama yams) y las estira, queriendo agrandarlas. La mamá negra vive en su vientre, y dice que con ella se puede hablar por teléfono, que la mamá se enferma con frecuencia y que es difícil que mejore.
– Posteriormente a la anterior elaboró otra fantasía La mamá y el papá negros suelen estar juntos en el “babacar“. The Piggle grita cada noche “Decidme todo acerca del babacar“. E incluso, en ocasiones, se manifiesta una Piggle negra.
Los padres piden a Winnicot su opinión.
Meses después la niña ha empeorado, y la madre vuelve a escribir al psicoanalista para ver si pudiera tratarla, lo cual era complicado porque vivían lejos de Londres.
En ese momento The Piggle se niega a ser ella misma, no quiere que se dirijan a ella por su nombra y parloteaba en voz alta como sí se tratase de otra persona.
Cuando la madre le dice a Gabrielle que ha escrito al Dr. Winnicott “que entiende de mamás negras y de babacares“, la niña pide que la lleven a verlo y cesa en su insistente petición: “habladme del babacar“.
Este es el comienzo del caso. Sí está interesada en saber algo más, dado que es usted estudiante de Psicología, le recomiendo leer el libro, que aparte de interesante porque se transcriben la sesiones, es ameno, y es una ocasión formidable para ver como este terapeuta emplea en la terapia de niños el juego (Ludoterapia).
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(Editado por la Dra. Moya Guirao)
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