¿ Quién es Virginia Axline ?
Virginia M. Axline (1911-1988) fue una psicoterapeuta estadounidense que creó un tipo de terapia de juego o Ludoterapia para niños que parte de la ideas de Carl Rogers y su Psicoterapia centrada en el “cliente”.
Esta psicoterapeuta ideó una psicoterapia no directiva que seguía ocho principios básicos, estos principios eran los siguientes:
- El terapeuta debe desarrollar una cálida y amigable relación con el niño, estableciendo un buen “rapport” lo antes posible.
- El terapeuta tendrá un profundo respecto hacia las habilidades del niño y le dará la oportunidad de resolver sus propios problemas. La responsabilidad de las elecciones y de los cambios será también del niño.
- El terapeuta establecerá una relación permisiva con el niño de tal modo que el niño exprese sus sentimientos libremente.
- El terapeuta estará alerta para reconocer la clase de sentimientos que el niño exprese y se los señalará de vuelta al niño para que este tenga un buen “insight” de su conducta.
- Los únicos límites que establecerá el terapeuta serán solo aquellos que sean necesarios para ajustar ésta a la realidad o los que harán al niño consciente de su responsabilidad en la relación terapéutica.
- El terapeuta no intentará dirigir las conversaciones o la conducta del niño. El niño liderará las sesiones y el terapeuta le “seguirá“.
- El terapeuta aceptará al paciente tal como es.
- El terapeuta no intentará acelerar la terapia, ya que ésta es un proceso gradual
Las ideas de esta psicoterapeuta están contenidas en su libro “Terapia de juego, la dinámica interna de la infancia“. La Ludoterapia utilizada por ella, como anteriormente ya hicieron las psicoanalistas Anna Freud, Melanie Klein y Erik Erikson, también tenía en cuenta al carácter simbólico y catártico del juego.
En 1964 Virginia Axline publica un maravilloso libro titulado “Dibs, en busca del yo” sobre el caso de un niño autista tratado por ella con magníficos resultados . En él podemos ver como trabajaba esta terapeuta, ya que se grabaron en cinta magnetofónica, tanto las consultas con el niño como las entrevistas con la madre (los padres lo autorizaron), ocultando todo lo que pudiera identificarles, para preservar su anonimato.
Dibs era un niño de 5 años cuando empezó el tratamiento y llevaba casi dos años en la escuela, no hablaba nada, se quedaba inmóvil toda la mañana totalmente ajeno a lo que pasaba a su alrededor, y de vez en cuando tenía ataques de cólera. A la semana de finalizar la psicoterapia un psicólogo le realizó a Dibs el Test de Inteligencia Stanford-Binet dando un C:I: de 168, es decir “superdotado“.
En los primeros tratamientos psicoterapéuticos de niños se vio que el tratamiento de los padres repercute positivamente en el niño, pero Virginia observó algo más “que la mejoría y curación del niño” influye también el equilibrio psíquico de los padres.
En el prólogo del libro la autora escribe lo siguiente, “Dibs experimentó profundamente el complejo proceso de crecer…descubrió que la seguridad de su mundo no estaba totalmente fuera de él, sino que el centro estabilizador que buscaba con tanta intensidad, se hallaba bien adentro de ese yo. Y en el epílogo dice, “Si se le da a un niño la oportunidad para ello, aflora en él ese don de la comunicación franca y honesta. Una madre a quien se respeta y se acepta con dignidad, puede ser también sinceramente expresiva cuando sabe que no se le va a criticar ni a culpar”.
Este libro fue y sigue siendo lectura recomendada en múltiples centros de Educación Especial, sobre todo en el manejo del Autismo, Facultades de Psicología y Medicina de numerosos países.
Virginia M. Axline trabajó y enseñó durante muchos años en la Universidad de North Texas (USA).
(Editado por la Dra. Moya Guirao)
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