El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), publicado en 2013 y , editado por la American Psychiatric Association, representa una actualización significativa respecto al DSM-IV, que se había mantenido en uso desde 1994. Las diferencias principales se pueden resumir de la siguiente manera:
- Cambios en la estructura de los capítulos: El DSM-5 reorganizó los trastornos para reflejar mejor los hallazgos científicos recientes y la comorbilidad observada entre algunos de ellos. Por ejemplo, los trastornos relacionados con el uso de sustancias se integraron en una misma sección, reflejando su naturaleza compartida y sus similitudes.
- Modificaciones en los criterios diagnósticos: Algunos trastornos fueron redefinidos o ajustados en cuanto a los criterios necesarios para su diagnóstico. Un ejemplo notable es la eliminación del diagnóstico de “trastorno de Asperger”, que fue subsumido bajo la categoría de “trastorno del espectro autista” para abarcar un rango más amplio de manifestaciones clínicas.
- Nuevas categorías y trastornos: Se incluyeron nuevas categorías de diagnóstico, como el “trastorno de acumulación” y el “trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo”, que fueron introducidos para abordar síntomas que previamente no se ajustaban a ninguna categoría específica.
- Cambio en la clasificación de algunos trastornos: Por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) dejó de ser considerado un trastorno de ansiedad y se reclasificó dentro de una nueva categoría: los “trastornos relacionados con traumas y factores de estrés”.
- Enfoque dimensional: El DSM-5 adoptó un enfoque más dimensional en ciertos diagnósticos, permitiendo que se evaluara la gravedad de los síntomas. Esto ayuda a los profesionales a proporcionar una evaluación más matizada y personalizada.
- Eliminación del eje multiaxial: El sistema de evaluación multiaxial que se utilizaba en el DSM-IV fue eliminado en el DSM-5. En su lugar, se introdujo un enfoque unificado que permite evaluar de manera global las condiciones del paciente sin necesidad de dividir la información en ejes separados.
Estas y otras diferencias subrayan el esfuerzo del DSM-5 por reflejar un entendimiento más actualizado y preciso de los trastornos mentales, basado en la evidencia científica más reciente y en la experiencia clínica acumulada en las últimas décadas.
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(Editado por la Dra. Moya Guirao)
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