¿ Sabías que…..
las lecciones de música en la infancia pueden proporcionar una mejora permanente en el funcionamiento cerebral ?
Así lo afirma un estudio reciente titulado “La relación entre la actividad instrumental musical y el envejecimiento cognitivo“, que se ha llevado a cabo en el Kansas Medical Center, de la Universidad de Kansas, Estados Unidos de América. Esta investigación ha sido dirigida por Brenda Hanna-Pladdy, PhD, profesora de Psiquiatría en dicha universidad, y se ha publicado en el vol. 25, N º 3 de la revista Neuropsicología (Abril 20, 2011) editada por la American Psychological Association.
Los investigadores trataron de explorar la posible relación entre los primeros estudios musicales y los posibles beneficios cognitivos, inclusive décadas después. También se comprobó dicho beneficio en aquellos sujetos que no habían continuado tocando un instrumento musical.
Para el estudio se seleccionó una muestra de 70 adultos sanos, en un rango de edad de 60 a 83 años. La muestra se dividió en tres grupos según su nivel de experiencia musical: personas sin formación musical, sujetos con uno a nueve años de estudios musicales, y personas con 10 años como mínimo de aprendizaje musical. Todos los participantes tenían niveles similares de educación, y no se encontró en ellos ninguna evidencia de enfermedad de Alzheimer u otro tipo de demencia.
Más de la mitad de la muestra tocaba el piano, alrededor de una cuarta parte había estudiado instrumentos de viento como la flauta o el clarinete, y una pequeña parte de la muestra había aprendido instrumentos de cuerda, percusión o instrumentos de metal.
Se les aplicaron varios tests para ver sus capacidades cognitivas y se halló que los músicos se desempeñaron mejor en dichas pruebas cognitivas que los individuos que nunca había estudiado un instrumento o aprendido a leer música. Pero además se encontró que los músicos de alto nivel, que habían estudiado durante más años, obtuvieron los mejores resultados en las pruebas cognitivas relacionadas con la memoria visoespacial, la flexibilidad cognitiva, y la capacidad del cerebro para adaptarse a la información nueva.
Brenda Hanna-Pladdy afirma que debido a que el estudio de un instrumento requiere años de práctica y aprendizaje, ello podría crear ciertas conexiones alternativas en el cerebro que compensarían la disminución cognitiva que se produce a medida que envejecemos.
Es una buena noticia para los padres que han animado a sus hijos a estudiar música, pues aparte de los beneficios que puede aportarles este bello arte en experiencias placenteras o en el desarrollo de una carrera profesional, también estarían invirtiendo para evitarles un futuro deterioro cerebral.
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(Editado por la Dra. Moya Guirao)
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