Sigmund Freud
Para el Psicoanálisis no todo proceso psíquico deriva de la sexualidad.
Pregunta : ¿ Es cierto que para el psicoanálisis todo tiene que ver con la sexualidad ?
Respuesta : No, no es así. Durante muchos años, además por supuesto de su fundador Sigmund Freud y sus discípulos, son muchos los psicoanalistas y psicoterapeutas de orientación analítica que han realizado importantes estudios y publicado numerosos libros sobre muy diversos temas de la mente y de sus trastornos. Para Freud sexualidad no es igual a genitalidad.
Quiero aprovechar su pregunta para citar un fragmento de una conferencia dada por un discípulo de Freud, Sandor Ferenczi, donde habla sobre este tema. Dicha conferencia fue impartida el 2 de Febrero del año 1923, en la ciudad húngara de Kassa, frente a los médicos de la Sociedad Médica de dicha ciudad.
” Advertiré en primer término dos errores relativos al psicoanálisis que están muy extendidos en los ambientes médicos. El uno consisten afirmar que para el psicoanálisis todo proceso psíquico deriva de la sexualidad y que la cura, al tratar a los neuróticos, libera los impulsos sexuales en la vida social. Quienes hablan o actúan de esta forma van directamente contra las teorías psicoanalíticas. Freud suele llamar psicoanalistas salvajes a los temerarios que aconsejan sin ambages al enfermo que se busquen un amante, se casen, se divorcien, etc…….La mayoría de los enfermos, precisamente a causa de su enfermedad, son incapaces de seguir estos consejos brutales y, para poder cambiar algo, sobre todo en lo relativo a su sexualidad, es necesaria una exploración completa de su vida psíquica inconsciente.
En cuanto al otro motivo de queja, es decir, que el psicoanálisis libera los impulsos sexuales, no se justifica más que en la medida que el psicoanálisis enseña al enfermo a conocer y a admitir sus impulsos latentes ; pero no le proporciona ninguna indicación sobre la manera de utilizarlos“.
Y ya solo añadir a lo dicho por Ferenczi, que claro, a finales del siglo XIX los libros de Freud donde hablaba de sexualidad, y más aún de algo tan novedoso como sexualidad infantil o masturbación, resultaron un escándalo para la sociedad victoriana de la época.
(Editado por la Dra. Moya Guirao)
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