Carta de Albert Einstein a Sigmund Freud

Sigmund Freud

¿ Sabías que….

 Albert Einstein mantuvo una interesante correspondencia con Sigmund Freud, el padre del Psicoanálisis?

En estas mismas páginas ya editamos una carta que Einstein escribió a Freud en 1936.

Hoy recogemos la siguiente misiva del laureado Premio Nobel a su admirado Sigmund Freud.

” Respetado señor Freud:

Es asombroso cómo su anhelo por el descubrimiento de la verdad ha superado todos sus demás anhelos. Usted demuestra con claridad la intrincada unión que existe entre los instintos de lucha y destrucción y los de amor y vida en la psique del hombre. Pero asoma entre sus concluyentes explicaciones a la vez un profundo deseo de esa gran meta que es para todos la liberación interna y externa de las guerras. Hacia ella tendieron todos aquellos que sobresalieron sobre su tiempo y sus patrias en la esfera intelectual y moral. Encontraremos el mismo ideal en Jesucristo, Goethe, o Kant. ¿No es significativo que tales figuras fueran reconocidas por todos como maestros, a pesar de que su voluntad de estructurar las relaciones humanas no pudiera cumplirse del todo?
Estoy convencido de que los hombres sobresalientes que —aún cuando restringidos a círculos pequeños— fueron considerados líderes a causa de sus obras, comparten todos el mismo ideal. Sin embargo tienen poca influencia. Parecería que el destino de las naciones debe dejarse inevitablemente en manos de los irresponsables dueños del poder político.
Los dirigentes políticos deben sus investiduras en parte a la violencia y en parte a su elección por parte de las masas. En lo que respecta a intelecto y moralidad no puede considerárseles una representación del sector más avanzado. Pero es verdad que en estos tiempos la élite intelectual ya no ejerce influjo directo en la historia de los pueblos. Dispersa, no puede participar ni incidir en los problemas actuales.

¿No cree que podría conseguirse una modificación de este estado de cosas creando una sociedad de personas cuyos logros y comportamiento ofrezcan garantía de capacidad y de desinterés? Esta corporación de carácter internacional, cuyos miembros deberían mantenerse en contacto a través de un constante intercambio de opiniones, podría conseguir paulatinamente ejercer una influencia en la resolución de los problemas políticos a través de declaraciones en la prensa bajo la responsabilidad de sus firmas. Evidentemente una sociedad de esta clase tendría los mismos inconvenientes que todas las academias científicas, pero es una deficiencia que va unida a la condición humana.

¿No valdría la pena continuar pensando en esto?
Por mi parte, lo considero un deber ineludible. Si una comunidad intelectual de tal categoría pudiera llegar a establecerse, debería procurar sistemáticamente una movilización de las organizaciones religiosas en la lucha contra las guerras.
Ofrecería apoyo moral a todas esas personas cuya buena voluntad se encuentra paralizada en dolorosa resignación. Finalmente, pienso que una sociedad compuesta por figuras tan respetadas sería un inmenso apoyo moral para todos aquellos que dentro de la Sociedad de Naciones, consagran toda su energía para realizar esta meta.
Me he extendido sobre estas cosas con usted con preferencia a cualquier otra persona en el mundo, porque se deja encandilar menos que los demás por sus deseos, y porque su juicio crítico está guiado por un altísimo sentido de la responsabilidad.”

De la anterior misiva queremos subrayar el párrafo siguiente:

Parecería que el destino de las naciones debe dejarse inevitablemente en manos de los irresponsables dueños del poder político.

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(Editado por la Dra. Moya Guirao)

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